martes, 5 de febrero de 2019

A 42 AÑOS DEL CRIMEN DE ATOCHA


EL CRIMEN DE ATOCHA


La noche del 24 de enero de 1977, nueve laboralistas fueron tiroteados en su bufete de abogados de la calle Atocha de Madrid por un grupo de pistoleros de extrema derecha que irrumpió, terminando con las vidas de Luis Javier Benavides, Enrique Valdevira, Francisco Javier Sauquillo, Serafín Holgado –estudiante de Derecho- y Ángel Rodríguez –representante sindical-, e hiriendo a Alejandro Ruiz, Luis Ramos, María Dolores García y Miguel Ángel Sarabia. María Dolores García, esposa de Francisco Javier Sauquillo, se encontraba en estado de gestación y fruto del tiroteo perdió al bebé que esperaba. En 1969, María Dolores ya había perdido a su pareja de entonces, el estudiante Enrique Ruano, fallecido en extrañas circunstancias a manos de la policía. Después del tiro en la boca que recibió, tuvo que someterse a tres intervenciones quirúrgicas, llegando a pesar 32 kilos para la celebración del juicio, en 1980.

Que buscaban...


En un principio, los criminales buscaban al líder comunista Joaquín Navarro, por quien preguntaron mientras obligaban a sus víctimas a posicionarse contra la pared, con los brazos en alto. Al no encontrarse allí Navarro, decidieron disparar contra los presentes, jóvenes de familias acomodadas, que habían elegido colaborar con los trabajadores en vez de dedicarse a otra rama del Derecho que representara menos peligro en la época.

Luis Ramos, con las tripas fuera y tratando de detener la hemorragia, le decía a Sarabia entre lamentos: “Nos han matado, Miguel”.

Franco había muerto hacía algo más de un año y a algunos colectivos fascistas no parecía gustarles la significación social de aquellos que, opuestos a la dictadura, cada vez se posicionaban más en la sociedad española.

Este grupo de abogados participaba activamente en temas que giraban en torno a la transición, asesorando a los trabajadores y ayudando al nacimiento del movimiento obrero.

Los ASESINOS...


Los asesinos materiales fueron José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada. Los dos primeros fueron condenados a 193 años de prisión cada uno y Lerdo de Tejada, que de lerdo no tenía nada y además era sobrino de la secretaria de Blas Piñar, logró fugarse y no ha aparecido hasta nuestros días, pese a la prescripción del delito en 1997. Se le sitúa en Brasil. García Juliá se fugó en un permiso después de 14 años de condena y dos años después fue detenido en Bolivia por tráfico de drogas, donde en la actualidad permanece en prisión. Fernández Cerrá, tras 15 años a la sombra, obtuvo la libertad condicional y comenzó a trabajar en una empresa… ¡de seguridad!

El autor intelectual de la masacre, Francisco Albaladejo Corredera, que además era el secretario provincial del Transporte de Madrid, obtuvo una condena de 73 años. Leocadio Jiménez Caravaca cumplió cuatro años de prisión por suministrar las armas y Gloria Herguedas, pareja de Fernández Cerrá, estuvo un año en la cárcel por cómplice.

Nunca se terminó de aclarar el crimen, debido a que no se permitió seguir investigando de dónde venían las órdenes.



A 36 años de la matanza de Atocha, nos encontramos hoy con que el monumento a las víctimas ha sido profanado con spray amarillo y rojo. La placa que recuerda a los abogados sorprendió de esa guisa a quienes acudieron a recordar a aquellos que pagaron con sus vidas el sueño de la transición, en unos tiempos en los que el fascismo aún seguía muy vivo en España.

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