martes, 5 de febrero de 2019

NAVIDAD GATUNA

Navidad gatuna

Patidifusa me quedé ayer cuando descubrí en un descuido de Ferny el siguiente documento...
(Click en la carta para leerla en tamaño real)
Desconozco completamente si Santicló, después del tono borde y exigente de Ferny, se dignará a atender a sus peticiones. Espero que sí, porque sino es capaz de destrozar el árbol y los regalos del resto de la familia. ¡Menudo es él!

Coco y Pérfida poniendo el árbol de Navidad

Perfidita, por su parte, está más que contagiada por el espíritu de la Navidad. Este fin de semana acudió a casa de mi tía para ver a su primo Coco y juntos se ocuparon de colocar la decoración navideña. Que no os engañe su cara de gata responsable, porque ella fuera de casa se suele portar muy bien, pero en su propio domicilio no tiene ningún inconveniente en escalar las cortinas a sus casi nueve meses. Así que temo el momento en el que yo ponga mi arbolito, porque con dos gatos curiosos y patalargas en casa, pasará más tiempo en el suelo que en su maceta. ¡Menos mal que es artificial! (Porque nosotros estamos en contra de la tala de pinos)

Maya
Por desgracia, esta entrada tiene una nota bastante triste. Las bajas defensas de Maya no han podido más y nuestra pequeña se nos ha ido. Sé que la encontré muy enferma y que era muy difícil sacarla adelante, pero nunca perdí la esperanza. Es muy frustrante hacer todo lo posible para salvarle la vida a un animal y no conseguirlo. 

Para terminar, por favor, NO REGALÉIS ANIMALES POR NAVIDAD. Tener un animal es una decisión muy seria y para toda la vida, no hasta que te cansas, te quedas embarazada ó te entra una alergia. Y esa decisión la debe tomar uno. No podemos llevarle un gato, un perro ó un conejo por sorpresa a un pariente, puesto que a lo mejor es lo que menos le apetece, por mucho que pensemos que le vendría bien un animal en casa. ¿Y quién lo paga? El pobre infeliz que el 7 de enero va de cabeza a la perrera. 

Después de las Navidades, las perreras y protectoras reciben un aluvión de cachorros de todas las razas. Ó a los receptores no les gustó la sorpresa, ó el perrito que le compramos al niño ya nos cansa porque no sabíamos que mordía los muebles y se hacía pipí en casa y ya no lo queremos. Todo esto es muy lamentable, porque el animal al que condenas a terminar en la perrera, no tendrá nunca con toda probabilidad un nuevo hogar. No te limpies la conciencia diciendo que como es muy bonito lo adoptarán en dos días, que éso no ocurre. La media de animales que se adoptan en un mes en una perrera es de 8 (como mucho), entran muchos y a los 15 días suelen ser sacrificados. A éso estás condenando a tu perro ó gato cuando ya no lo quieres tener. Además, en la perrera con que pagues la tasa para sacar a un animal, se lo dan hasta a Freddy Krueger.

Estoy cansada de conocer casos de cazadores deleznables que entran a buscar a un perrito de caza que se va orinando por el pasillo del miedo que tiene, oliendo ya lo que le espera. Hace poco, supe de un cazador que entró a una perrera a por un perro joven. En una de las jaulas estaba su perra, a la que en su día este impresentable tildó de vieja y dejó allí. La perra, fiel hasta la muerte, se emocionó y comenzó a mover el rabo. Él la llamó por su nombre, le hizo una caricia y de la misma forma en que reparó segundos antes en su presencia, la olvidó y salió de allí con su nuevo perro. ¿Se puede consentir éso?

Me confieso muy harta de tener que ocuparme de las víctimas de tanto irresponsable. No por los animales, porque los amo y me encanta estar con ellos; sino por los caraduras de sus dueños. Hay que tener la cara como el cemento armado para hacerte con un animal y luego desprenderte de él por el motivo que sea. Cada año, miles de animales son recogidos de las cunetas y la culpa mía no es, desde luego, sino de quien los abandona, cría camadas, regala... Todo son formas de maltrato animal.

Así que, por favor, si queréis regalar algo con vida... ¡¡¡optad por el tamagotchi!!!

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