martes, 5 de febrero de 2019

TODO POR EL INTERES

Por el interés te quiero Andrés




La de hoy es una entrada de cotilleo puro y duro. Lo siento, pero no me he podido resistir, me he indignado muchísimo.

La cotilla de mi pueblo enviudó hace 15 años. Al mes siguiente se fue al baile y entre su primer y tercer mes de viudedad, tuvo un total de tres novios. Uno de ellos la palmó y el último es el actual. El susodicho hombre se vino a vivir con ella y de estar a su lado se convirtió en un cotilla como su novia. A día de hoy, él tiene 64 años y ella 80 (ó eso dice, porque se rumorea que se quita unos cuantos años).

Este hombre es la más clara manifestación de que el que se junta con viejos termina viejo. Si los veis juntos, nadie sospecharía la diferencia de edad que hay entre ambos, porque está tan anciano él como ella. Fue juntarse con la cotilla de mi pueblo, y volverse un vejestorio y un chismoso igual que ella, la cual lo mandaba de un sitio a otro a que se enterara de lo que pasaba en el pueblo. Si sólo fuera cotilla no ocurriría nada, pero es que nunca contaba -ni cuenta- las cosas tal se entera, sino que las tergiversa y sino directamente se las inventa.

Después de 15 años de convivencia en común, este hombre ha caído enfermo. Estuvo ingresado y, al tener un cáncer incurable con metástasis, lo han enviado de vuelta para casa. Ella, que es más mala que el hambre, le ha buscado en tiempo record un asilo dónde no sé si porque su pensión es no contributiva ó qué clase de sitio es, va gratuitamente y lo ha enviado allí a morir. Eso sí, la pensión se la sigue cobrando ella y el infeliz se fue confiado de que ingresaba allí para recuperarse.

Pero lo peor de todo es lo que ha dicho: " No quiero volver a saber nada más de él. Ya cuidé a un moribundo y no voy a cuidar a otro", manifestando haberse quedado como perro al que le quitan las pulgas.

Vamos a ver, ¿cómo se puede ser tan mala persona? Lo tenía de recadero, lo mandaba a pata a una tienda que queda en el quinto coño lloviendo, él tenía que caminar con ella aunque se le colgara encima como un burro con lo que la tía pesa... ¿Y lo manda al carajo por tener cáncer y encima le chupa la pensión? Eso es de ser una grandísima hija de puta, porque no tiene otro nombre. Las parejas son para lo bueno y lo malo, no solamente para lo bueno y lo malo si te toca a tí, que como hubiera sido al revés, ya estaríamos viendo al hombre atendiéndola.

No me gustan los asilos, me parecen morideros. Y de las residencias de ancianos pienso lo mismo. Es un lugar que sólo puedo entender cuando el paciente tiene alzheimer y no se entera de nada, no pudiendo sus familiares cuidarlo. Bueno, y si son tus parientes que nunca miraron para tí ó te maltrataron y no te quieres hacer cargo de ellos, también me parece lógico. Pero si quieres mandar a alguien a morir, mételo ahí.

¿Alguna vez pasáis por delante de un asilo/residencia y los viejos de los jardines están contentos? No, siempre están callados, en silencio. Si pasas por el hogar de la tercera edad, gente de la misma edad estará charlando, riendo, pero allí estan callados, como sedados.

Un familiar de mi padre tuvo que ir unos meses a una residencia porque su esposa, una señora muy mayor, también cayó enferma y no lo podía atender hasta su recuperación. Le buscaron la mejor residencia que había, pagando 2.500 euros por habitación compartida. Era un hombre de gran carácter y no sabemos qué puñetas le dieron, que al poco de entrar apenas susurraba en bajo. Para no llevarlo al baño le pusieron pañales y el hombre, de pura vergüenza, se negaba a hacer ahí sus necesidades al no tener problemas de esfínteres. Total, que tuvo una oclusión intestinal que se le empeoró y cuando su mujer lo fue a recoger, antes de tiempo al ver esa situación, de allí hubo que llevarlo al hospital y ya nunca volvió para casa.

Hace unos cuantos años, tuve unos vecinos que eran como unos abuelos para mí. Si algún día mi madre no nos podía dejar la comida por un imprevisto ó pasaba algo, siempre subíamos a su casa. Teníamos una relación excelente y nos queríamos mucho con ellos. Desgraciadamente, aquella mujer comenzó a perder la mente. Los hijos, que cuando ella cocinaba -y muy bien, por cierto- estaban allí el día entero, desaparecieron. Rara era la vez que alguno de ellos aparecía. Un día, una hija les dijo que "iban a dar un paseo" y se los llevó al asilo. En Navidad, mi vecino vino a felicitarnos. Muy triste, nos dijo: "Me horroriza verme en ese sitio, yo no estoy para vivir allí. Pero lo peor, lo peor, es que UN PADRE TIENE PARA CIEN HIJOS, PERO CIEN HIJOS NO TIENEN PARA UN PADRE". Se despidió y al día siguiente nos avisaron de que se había muerto de un infarto. De un infarto no, ¡de la pena! Ese señor estaba perfectamente, y teniendo seis hijos, ¿por qué no se podía llevar alguno al padre a casa? Y todavía un nieto, con quien tengo un amigo en común, se atreve a decir respecto a su abuela, con alzheimer muy avanzado ya, "que está como una cesta figos".

Últimamente, con el tema de la crisis, sale en las noticias que muchas familias sacan al abuelo del asilo ó residencia para poder comer. Pues mira, no se lo tenían que permitir. Si antes sobraba en casa, ahora te las apañas y lo dejas en paz en vez de chuparle la pensión, porque hay que tener la cara más dura que el cemento armado.

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