martes, 5 de febrero de 2019

¿QUIERES EL ORGANO DE UN ASESINO?

¿Quieres el órgano de un asesino?


Esta mañana, en el programa de la amiga del Toro de la Vega Mariló Montero, se daba una noticia increíble: La Organización Nacional de Transplantes había rechazado los órganos del homicida de El Salobral, donante y fallecido en condiciones óptimas, alegando que aunque jamás hacen declaraciones al respecto, en este caso admitían públicamente que se negaban en redondo a aceptar los órganos de Juan Carlos Alfaro. Mariló, con su acostumbrado tono objetivo, le transmitió a su audiencia que menos mal que fue así. Y es que claro, todos sabemos que si a uno le implantan el riñón de un hombre malo, se vuelve perverso él también y repite los mismos actos del anterior propietario de su nueva pieza.

Si bien es cierto que nuestro país es de los más solidarios respecto a la donación de órganos, existen listas de espera. ¿Alguien le preguntó a las personas que se encuentran esperando por un corazón, un hígado, un riñón, si querían el del homicida de El Salobral ó preferían hacerle ascos y seguir viendo pasar el tiempo? ¿Ó será que acaso la noticia ha sido manipulada y el motivo real por el que no han aceptado los órganos de este tipejo reside en que, como diría la tutora legal de un Umpa Lumpa, sufría por poner un ejemplo una enfermedad infectocontagiosa?

Por otra parte, ¿porqué los medios son tan morbosos que no han dejado de avasallar a la ONT para preguntar si efectivamente los órganos de el Fraggle habían sido transplantados? ¿Llegaría algún programa hasta el punto de hacer un trabajo de investigación para saber quién fue el receptor de alguno de los órganos y luego preguntarle qué tal se siente con las corneas de un homicida pederasta?

Que a mí me daría lo mismo llevar el corazón de José Bretón, el de Rajoy ó incluso el de Juan Tamariz -pero que no me lo digan, por favor...-. No quiero ni pensar que cuando alguien joven fallece en condiciones que puedan propiciar una donación, su familia impida que ésta se realice. Porque cuando la víctima somos nosotros, enseguida estamos deseando que alguna familia tenga un arranque de solidaridad y nos salve la vida.

Yo no tengo tarjeta de donante porque en algunas cosas soy una paranoica y me da yuyu que aparezca una mafia a llevarse el contenido de mis carnes morenas. Sí, ya sé que no tiene sentido, así que no intentéis buscárselo. Sin embargo, en mi casa saben de sobra que si me muero joven y en condiciones de donar, que quiero que se aproveche todo lo que sea posible. Si tuviera la tarjeta y mi familia no quisiera, no me serviría de nada, porque aunque seas donante, si tu parentela se niega a que te extraigan los órganos, no hay nada que hacer. Mi profesor de Medicina Legal solía comentar que se podía hacer a la fuerza, pero que éso nunca se llevó a la práctica por sensibilidad. Por sensibilidad yo no dejaría nunca un órgano útil pudrirse. ¿Ó cuando pierdes a un familiar te sientes mejor sabiendo que tampoco evitarás las muertes de terceros?

Una vez escuché una estupidez grandísima: "Yo estoy a favor de la donación de órganos, pero de la de sangre no". Vale, explícame como se hace un trasplante de órganos sin sangre. Coherencia cero.

No me parece menos importante la gente que dona sangre. En alguna ocasión comenté lo que me hubiera gustado saber quién le donó la sangre a mi padre durante las numerosas transfusiones que recibió en la UCI. Respeto muchísimo el anonimato, desde luego, pero en mi interior me encantaría agradecerles a esas personas, porque fueron muchas, la generosidad de compartir altruístamente su sangre con alguien a quien no conocían de nada, sin importarles la raza, religión ú orientación política. ¿Cómo olvidarme de éso?

Por este motivo, cada vez que alguien trata de poner trabas a una donación, ó juega con ésto en el caso de que la noticia sea falsa, se me revuelven las tripas.

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