martes, 5 de febrero de 2019

LA OUIJA

La ouija


La ouija es un tablero con números y letras con el que supuestamente se puede contactar con los difuntos con la ayuda de un vaso bocabajo. Los participantes en la sesión de espiritismo han de colocar el dedo índice en la vase del tablero, mientras que el vaso se sitúa en el centro, para así contactar con personas y animales fallecidos y hasta con los extraterrestres.

La primera vez que escuché hablar de la ouija fue en el colegio. Durante los cuatro primeros años de la EGB, debido al horario laboral de mis padres me tenía que quedar a las 7.15 de la mañana en madrugadores, donde me juntaba con otros niños. En su mayoría, eran hijos de compañeras de trabajo de mi madre. Como entraban pronto a trabajar y mi cole era el único que disponía en aquella época de servicios de guardería, comedor, extraescolares, era la única opción donde los padres que laboraban durante muchas horas tuvieran dónde dejar a sus vástagos. Por las mañanas, jugábamos y hablábamos acerca de toda la información que llegaba a nuestras personitas. Un día, alguien sacó el tema de la ouija y se puso a explicarnos que si preguntabas "espíritu, espíritu, ¿eres burlón?", éste te respondía sí ó no.

Cry y yo, al volver del colegio, cogimos un vaso y lo colocamos bocabajo sobre un bote de pintura en el garaje. Cuando le estábamos preguntando al espíritu acerca de sus intenciones, irrumpió en escena Mamá, muy enfadada, prohibiéndonos inmediatamente volver a realizar esa patochada. Ahí, a mis aproximadamente 8 años, terminó mi corta carrera como medium.

Como desde muy pequeña comprendí que era atea, todo éso de espíritus, fantasmas y apariciones me pareció una soberana tontería y durante muchos años no le presté más atención al tema.

Sin embargo, a lo largo de mi vida escuché distintos testimonios sobre personas que aseguraban haber tenido un contacto con el Más Allá. Mi padre solía contarme que, cuando en 1963 llegó unos meses de vacaciones por única vez su tío de América, éste había asegurado que, en la habitación dónde dormía de la casa de mis abuelos, se le había aparecido su padre mientras él estaba sentado encima de la cama. Estamos hablando de un hombre muy serio, pero yo considero que la sugestión por volver a sus orígenes, regresando a su patria 47 años después de haberse ido a la aventura a los 18, quizá le hizo confundir un sueño con la realidad.

Otra persona de mi familia ha asegurado que en el mismo domicilio, casa que hoy es de mi propiedad y dónde vivieron todas las generaciones hasta dónde puedo recordar, escuchó no hace mucho la voz de alguien cercano, de sexo masculino, que le dijo algo. Este dicente, pensando que era su pareja, le fue a contestar y se encontró con que la voz no era de este mundo. Para más INRI, desconocía la anécdota de mi tío abuelo y la supuesta aparición del padre de éste. He de reconocer que lo que me dio fue la risa, porque nunca, jamás, en mi casa del pueblo se me ha aparecido ningún espíritu. Allí se han quedado infinidad de amigos, y ninguno tuvo visitas de otra dimensión.

Cuando en la facultad Richy tocó el tema de la ouija, a todos nos hizo mucha gracia su frase sobre que éso significaba "dejar una puerta abierta al Más Allá". Otra de sus perlas respecto a lo que dio que hablar entre "Los Fuertes" -nuestra pandi de la universidad- el Caso Vallecas, fue: "cómo haga algún desgraciado la ouija en mi edificio le doy de hostias". Por aquel entonces, planeábamos uno de tantos findes en mi casa del pueblo, la misma dónde algún que otro pariente se ha empeñado en querer vivir su particular "casa de los espíritus". A mí se me ocurrió proponer hacer la ouija de risas -no creo en nada-, pero nadie se animó. El argumento más pesado fue el de Richy, con su puerta abierta al Más Allá, que acojonó de paso a todo el personal y nadie me dejó montar el show. También pesó bastante que nadie dispusiera de un tablero y que poseyéramos ignorancia supina en éso de las ciencias ocultas. Los más cobardicas fueron Richy y Llobu, que haciendo las veces de Agallas el Perro Cobarde se negaron en redondo a cabrear a algún espíritu como el que supusieron en Vallecas.

Respecto al caso de Vallecas, como me habéis preguntado mi opinión al respecto y no sé si alguien la habrá leído en las respuestas al post anterior, os la doy aquí. Dejo claro antes de nada que es personal e intransferible y que no tiene ningún rigor científico, porque yo no soy una criminóloga sensacionalista ni populista como los de los programas marujiles de hoy en día y mis opiniones, como sabéis, son incorrectas.

A mi modo de ver, Estefanía Gutiérrez Lázaro padecía epilepsia y muy probablemente esquizofrenia. La chica no estaba diagnosticada, por lo que entre ambas patologías a lo que más se parecía su situación era a una situación de posesión. Recordemos que la medicina y sus avances no eran los de hoy, sino que hace veintidós años las cosas no eran iguales y ella pertenecía a un barrio obrero y humilde, por lo que la formación de sus padres probablemente fuera limitada. Sus hermanas eran niñas pequeñas y, tras ver a Estefanía sufrir, padecer extraños ataques y fallecer, tenían que estar sugestionadísimas. Además, los tres intentos de suicidio de la madre no pudieron ayudar mucho a mejorar el ambiente. Es muy probable que sufrieran pesadillas y las sintieran como reales. La agonía del abuelo, que fue larga, tampoco colaboró mucho en la situación anímica y psicológica de la familia. El hombre era bastante difícil y se comportaba con ellos de forma desagradable, siendo fácil que el trauma adquirido hiciera que lo recordaran a menudo, casi imaginándoselo por la casa y con sus voces resonando en el oído. No es para olvidar que las muertes de ambos parientes resultaron bastante seguidas. El ambiente en el domicilio era pesado. Yo, cuando he visitado lugares dónde la gente ha sido torturada ó asesinada lo he mascado, porque es una sensación espesa. Las vibraciones son violentas y la tensión notable, por lo que las energías generadas por el cuerpo humano afectaban lo suyo. A la Policía la considero un cuerpo serio, pero si se les contó la historia de una joven muerta y las posteriores manifestaciones en la vivienda, es fácil que también se sugestionaran y que cualquier anormalidad les impresionara. De todas formas, en ninguna parte aparece el informe policial completo, lo cual para mí es un tanto significativo. Que la nueva familia que habitó el domicilio de los Gutiérrez Lázaro no notara nada y que ellos, en su nueva casa, pronto dejaran de sentir cualquier manifestación, deja patente que no eran perseguidos por ningún espíritu.

Y vosotros, ¿habéis hecho alguna vez la ouija? ¿Creéis en los espíritus?

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