martes, 5 de febrero de 2019

LAS CARTAS QUE YA NO ESCRIBIMOS

Las cartas que ya no escribimos

Esta mañana fui a correos. Estaba yo esperando la llegada de mi turno cuando veo a una anciana acercarse al mostrador, portando una carta escrita a mano.

En ese momento mi mente se trasladó muchos años atrás, cuando mi abuela se carteaba con una amiga suya que vivía en la otra punta de España. Y es que antes, cuando no existía internet y los correos electrónicos, el messenger, el facebook y el tuenti eran imaginables, no nos quedaba de otra que escribirle a nuestros seres queridos si queríamos mantener el contacto con ellos.

Hace años, yo era bastante amiga de los manuscritos. Mi mejor amiga y yo nos escribíamos unas cartas larguísimas todas las semanas. Luego llegó internet y rápidamente nos aficionamos a todo lo inherente a las nuevas tecnologías y a día de hoy, que todo el mundo tiene email, he de reconocer que salvo que tenga que enviar algún regalo nunca escribo una carta. Incluso el otro día comprobé algo en lo que nunca me había fijado. Tanto por mi amor a la escritura y mis años de universitaria, durante toda mi vida tuve el típico callo del estudiante. Ahora mi dedo está liso, porque el ordenador tendrá muchos defectos, pero no provoca menoscabo en la morfología de nuestras manos.

 Con el paso de los años se van perdiendo muchas costumbres, otrora imprescindibles. La verdad es que al reparar en ellas se siente una gran nostalgia, aunque hemos de aceptar que los tiempos cambian y con ellos las tecnologías.

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