martes, 5 de febrero de 2019

NIÑOS RICOS NIÑOS POBRES

Niños ricos, niños pobres


Me parece súper hipócrita el trato que se le está dando a la masacre de Connecticut. Es increíble la actitud de consternación de Obama porque hayan matado a veinte niños. Imagino que será porque los niños estadounidenses son más niños que los del resto del mundo. 

Los Estados Unidos le venden armamento a Israel para que masacre día sí y día también a Palestina. El otro día, sin ir más lejos, vimos la triste imagen de un bebé sepultado y de un niño que perdía las piernas en un bombardeo. Financiado por el país que ahora llora a sus niños.

En Libia, el número de niños asesinados ha sido incontable. Entre ellos, hace unos años la pequeña hija de Gadafi, el cual decidió de aquella no devolverles el ataque. Pero bueno, eran niños libios, niños de segunda que no eran rubios ni ná. ¿Qué más da?


¿Y los niños iraquíes? ¿Los niños cubanos a los que se les bloquean los medicamentos? ¿Los afganos, sirios, egipcios, vietnamitas? Atacados por el país de la libertad y en los últimos años por el Nobel de la paz -tócate los pies-. Por ese mismo hombre que ahora lloriquea y dice que va a abrazar cuando llegue a casa a sus pequeñas.

Que nadie se confunda, siento enormemente lo ocurrido en Connecticut, me parece muy injusto que esos niños tan lindos y sus maestras hayan perdido la vida por culpa de un sociópata amargado. Lo que no tolero es la doble moral, la actitud de mártir de su presidente que luego no vacila a la hora de bombardear a quien haga falta ni que mucha gente no pestañee cada vez que en el telediario se llevan niños muertos por la venta de armamento ó los desvaríos yankis y cuando pasa algo en Estados Unidos se sientan a morir, pidan para ellos todos los crespones negros y sólo les falte quitar el árbol de Navidad del disgusto.

Cuando instauramos una cultura armamentística, no tenemos autoridad moral para llevarnos las manos a la cabeza si un pirado se carga a veintiocho personas, empezando por su madre. Una madre que tuvo armas toda su vida y desde bien pequeño le enseñó a disparar, por cierto.

El perfil del asesino es el típico de los individuos que cometen estas masacres, habitualmente en Estados Unidos, donde aparte del resto de características influye el ambiente de su cultura de armas. Individuos solitarios, con alto conocimiento armamentísitico y profundos sociópatas. Suelen sentir un profundo odio por los que los rodean y saben muy bien lo que hacen. Suelen haber tenido una infancia difícil -Adam Lanza tenía un trauma desde el divorcio de sus padres y aprendía en casa en lugar de ir al colegio-. Poseen bajísima autoestima, que acompañan a menudo de ira y rabia. Su fin es dañar a la sociedad, porque se han sentido heridos profundamente por ella.

En fin, que para mí los yankis son como Juan Palomo. Mientras no organicen un buen desarme, cosa que no es nada fácil, estas masacres se seguirán dando. Por cierto, estos asesinos se admiran unos a los otros, también actúan por imitación y se inspiran profundamente en los casos similares anteriores.

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