martes, 5 de febrero de 2019

EL PRIMER BESO

Historia de un beso


Hace cinco años, tal día como hoy, tenía una cena de clase. Estaba en primero de carrera y había un chico que me gustaba como nunca me había gustado ninguno. Por aquellos tiempos, yo daba por hecho que el hombre perfecto no existía y que te debías conformar más ó menos con los que estaban por la vida, normalitos y majos, y ya. Hasta que empecé a estudiar esa carrera...

Los primeros días, estaba tan nerviosa por el miedo a no ser capaz de aprobar que apenas me fijé en la gente. Me sentaba en la segunda ó tercera fila con el primer chico y chica con los que hablé y me pasaba las clases con la mirada pegada al profesor, porque me aterraba no pillar el hilo. Según fueron pasando los días, la cosa cambió y me empecé a relajar. Empecé a hablar con la gente, vi que varias chicas venían desde donde yo y comencé a intimar con ellas. Ahí fue cuando me dediqué a fichar al personal. Era octubre de 2007 y en clase había un chico inteligentísimo, muy guapo y súper elegante que cada vez que hablaba me dejaba con la boca abierta.

Pronto, convencí a una de mis nuevas amigas para sentarnos detrás de él, con la excusa de preguntarle las dudas, pero lo que yo quería era ligármelo. Poco a poco, entablábamos conversación y mientras pasaban los meses, nos dimos los emails. Hablábamos por las noches vía msn sin que nadie lo supiera en clase para no ser el tema de conversación. Después de la cena, cada día me temblaba todo a la hora de encender el PC, porque me lo iba a encontrar a él.

Un día, di el paso y me senté en su fila. Nos empezábamos a gustar, empezamos con miraditas y alguna que otra vez le crucé el pie de forma poco disimulada. Día tras día tonteábamos más, hasta que se organizó una cena de clase.

Yo estaba emocionadísima, porque esa era mi oportunidad. Sabía que le atraía, pero mi subconsciente me decía que cómo me iba a ligar yo a un chico como ése, tan... ¡todo! Pues bien, en la cena nos sentamos juntos y no paramos de hablar. Luego nos fuimos de bar en bar y poco a poco la gente se empezó a marchar a casa. "Te llevo yo a casa", me comentó al oído con la intención de que no me fuera antes con mis amigas. Sonreí y ahí supe que ese hombre era mío sí ó sí. Nos despedimos de los pocos que quedaban y seguimos la conversación paseando por las calles de Oviedo.

 Durante el camino en coche ya nos cogimos de la mano. ¡No me lo creía! Al despedirnos, justo delante de mi casa, me metió un morreo que me dejó temblando. Así estuvimos un buen rato, besito tras besito. ¡Yo estaba flotando!

Como os digo, amiguitos y amiguitas, han pasado cinco años desde ese día, en los que ha habido momentos muy buenos, otros en los que dejamos de estar juntos, pero finalmente no hemos podido pasar el uno sin el otro y a día de hoy somos muy felices. Recuerdo con una gran sonrisa aquel 26 de marzo de 2008, aunque hasta el 13 de abril, día entre los días, no empezamos a salir. Ese 13 de abril fue uno de los mejores días de mi vida, pero hoy es 26 de marzo, día de recordar mi primer beso de amor: porque sólo lo he amado a él.

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