martes, 5 de febrero de 2019

PELUCHONES Y PELUCHINES

Peluchines y peluchones


Así fue como me encontré hoy el vestuario. El otro día, con las prisas, había jurado escuchar que le habían boicoteado la taquilla; pero no: fue la mismísima pared.

Relatar como conseguimos el peluche de Garfield sería tiempo perdido, ya que nadie me creería. La cosa es que días antes de las vacaciones nos hicimos con él y lo llevamos para el vestuario. Peluchín no se quiso dar por aludido al verlo y ahí quedo la historia cuando el susodicho y yo nos quedamos de vacas. Como sabéis, yo he vuelto antes porque tuve un imprevisto y necesitaba la última semana para más adelante. Por su parte, Peluchín nunca tiene imprevistos y actualmente se encuentra disfrutando de sus días de relax. Imagino que se los pasará en el sofá, viendo capítulos de "Aída" y tocándose los pies. ¡Él es así!

Esta mañana, al entrar en el vestuario, me encontré con que al lado del sitio del peluche había una rotunda pintada a boli. La de la foto, concretamente.

Cuando nuestro peluche de confianza regrese la semana próxima, imagino que se enfadará, se quejará, nos maldecirá y se pasará media mañana malencarado. Luego, como es un peluchín, perdonará nuestros pecados -bueno, míos no, yo sólo colaboré en la adquisición del peluche- y volverá a la normalidad.

Y me preguntaréis, ¿qué tal la vuelta al trabajo? ¿Ha protagonizado Jefesito alguna anécdota? Pues sí, claro que sí. Sino no sería él.

Esta mañana, se me quedó mirando y como es tan... tan... [insertar calificativo], se quedó mirando a un compañero y le preguntó: "¿Cómo se llama esta moza?"

¡Pero vamos a ver! ¿Cómo te haces el interesante tratando de fingir que desde el viernes que no hablas conmigo se te ha olvidado mi nombre? ¿¡¡Tienes memoria de pez!!?

Al estar curada de espanto ante tanta chorrada continua, lo miré con cara de "qué lástima..." y pasé olímpicamente de su tontería del día. Aunque bueno, al menos continúa sin realizar comentarios de los suyos. Por mi parte, yo sigo hablándole parca, única y exclusivamente de temas laborales que no tengo más remedio que tratar con él (¿dónde?, sí, no, vale...).

Hablando de él, os voy a contar algo que le pasó una vez. Como Jefesito nunca echa gasolina él mismo a su coche, no está acostumbrado a la vida moderna. En una ocasión, no le quedó más remedio que ir él mismo a la gasolinera, así que fue, llenó el depósito y, despistado, se marchó sin pagar. La cámara lo grabó y obviamente lo denunciaron. Jefesito, al recibir la denuncia, se puso furioso y llamó a Zumosol, que como ya he comentado en alguna ocasión, es su primo: "Ahhh, qué vergüenza, me han denunciado por no pagarrrrrr, ¡vete a convencerlos de que me quiten la denuncia y págalessss!". Y ahí fue Zumosol a llevarles los 80 euros a los de la gasolinera y a pedir perdón para que retiraran la denuncia que le habían clavado a Jefesito. Por suerte para él, así fue.

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