martes, 5 de febrero de 2019

EL ULTIMO ADIOS

Adiós, Rhada

Definitivamente, he tenido una semana pésima con los animales. Como ya sabéis, el sábado de la semana pasada me encontré a Pimpón más tieso que la mojama. ¡Con lo orgullosa que estaba yo de tener un tortugo de década y media!

Anoche todavía, viendo Eurovisión, mi novio seguía con la misma broma: "Ferny, tú serás el próximo", y se moría de risa al enterarse de que mi angorita se había chivado en su "bog" y en el mío de que su "pad-re" decía esas cosas.

Pues no, Ferny no ha sido el próximo. Afortunadamente, claro, porque si amo a mis animales y me desvivo por ellos, Ferny es junto con mi madre y mi novio lo que más quiero en esta vida. A cada uno como lo que es, pero mi conexión y amor por ese gato es inimaginable para casi todo el mundo.

Rhadamés
Hoy por la mañana Rhada estaba completamente normal. De pronto, por la tarde se tumbó y lo cogí asustada. Le había dado algo y apenas se movía. Le daba un poco a las patitas, sin mucho ánimo y no me dio tiempo a reaccionar porque en unos instantes se murió.

Si con Pimpón me puse a llorar como si tuviera un hijo en la cárcel, con Rhada no me salió una sola lágrima. Bien sabéis que lo adoraba, que me lo pasaba genial con él, pero simplemente no pude reaccionar. ¡Dos animales en la misma semana! Y ambos sin motivo.

No sé la edad que tenía Rhada cuando lo "adopté" de una protectora madrileña. Su anterior dueña decía que un año, que de ahí a cuando llegó a mí fueron seis meses más, pero a la chica la iban a desahuciar y tenía mucha prisa por deshacerse de sus ocho cobayas y dos gatas. Así que supongo que quizá le quitó años para regalarlo más fácil, eso nunca lo sabré. Rhada tuvo suerte, porque cuando la muchacha de la protectora que me lo envió fue a recogerlo, no le quedaba ninguno más: habían terminado en manos de criadores. Sólo seguían allí las dos gatas, a las que la dueña pensaba dormir si no conseguían un hogar.

El tiempo que estuvo conmigo fue muy feliz, lo llevé al pueblo, pasó mucho tiempo suelto, jugó diariamente con los gatos y hasta trató más de una vez de robarles el pienso de sus comederos.

Tengo muy claro que no quiero tener otro cobaya ni otra tortuga. Tampoco sustituiré al pájaro ni a los hamsters cuando se mueran, ni lo haría con los perros si les pasara algo. No es por no sufrir más, es porque creo que se me terminó el momento de tener tantos animales, por mucho que me gusten. Yo soy de gatos y siempre tendré gatos, pero ya está.

Rhady, nunca te olvidaré. Has sido la rata más bonita del mundo.

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