martes, 5 de febrero de 2019

CONFUNDIR CHURRAS CON MERINAS

Confundir churras con merinas


Hoy vengo con la idea de hacer una reflexión. Me interesan muchísimo vuestras opiniones, a ver si es que la que está equivocada soy yo. Mi respectivo me ha dado la razón, pero quiero saber cómo veis ésto.

Alejandro llegó del centro escolar con una amonestación. Decía textualmente en el espacio para escribir el motivo: "meterse con una compañera en clase de E. Física haciéndola de menos y haciéndola llorar". Toda una redactora la jefa de estudios, sí.

Resulta que la profesora de EF colocó a los niños por grupos y a Alejandro le tocó con una niña nula para el deporte -yo también lo fui en mi infancia y no he mejorado mucho-. Tenían que correr de lado, en zigzag y agarrados y Alejandro, que casi se cae, la llamó "matada". La niña montó en cólera y le dijo que ni que él fuera Cristiano Ronaldo y que por lo menos ella tenía mejores notas. Alejandro le contestó: "Pues no será en Matemáticas, porque en el último examen yo saqué un 7,5 y tú un 1".

¡Para qué quiso más! La niña se puso a llorar a gritos y se fue directa a la Jefatura de Estudios. De allí llamaron a Alejandro, lo amonestaron y la jefa de estudios le dijo textualmente que aunque la niña corra como un pingüino, él no tenía que tratarla así y que tenía que hacerla sentirse como en su casa, amén de que a la próxima le abriría un expediente por acoso escolar.

¿Perdón? Durante el curso anterior, a mi sobrino le hizo la vida imposible un niñato repetidor muy conflictivo y a la familia nos faltó el pelo de un gocho para poner una denuncia por bullying. Nuria y yo fuimos al centro unas mil veces y en jefatura sólo nos decían que se sorprendían de que volviese a hacerlo y que ya lo amonestarían. Porque claro, teníamos que comprender que perteneciese a un colectivo extranjero de bajo nivel económico-social y a sus padres no hubiera por dónde cogerlos. Pero a nosotros nadie nos comprendía cuando el crío llegaba a casa con un tortazo ó el ojo morado, cuando ese menor infractor lo cogía por el pelo y le estampaba la cabeza contra la mesa ni cuando lo insultaba ó aprovechaba las clases de deportes para zurrarle como el que no quiere la cosa.

Me faltó muy poco, pero que muy poco, para coger de los pelos a la madre y al niño y abofetearlos con acelgas. El centro no hizo, como os digo, más que llamarle la atención alguna vez y amonestarlo alguna vez que otra. Las amonestaciones son papelitos con quejas que, cuando llegas creo que a 7, te expulsan un día del colegio. ¡Lo que sería un premio para ese guaje!

Por suerte, este año Alejandro y ese ente ya no coinciden en clase.

Me indigna mucho, muchísimo, que por un tema tan serio, de agresiones y acoso diario, no se hiciera nada y que por decirle a una niña en un tropezón una palabra mal dicha traten a mi sobrino de matón de patio.

¿Qué hubiera sido lo adecuado? Pues que la profesora de EF le llamara la atención a Alejandro, lo mandara a pedirle perdón a la niña y punto final.

Parece que ahora, como está de moda la concientización máxima contra el bullying, queremos ser más papistas que el Papa Paco. ¿No nos estaremos pasando? Considero que esta profesional de la enseñanza que es la jefa de estudios ha actuado mal al no saber discernir entre una discusión verbal de poca monta entre críos y una situación de acoso. Encima activan el protocolo con un niño que es bueno y bastante pardillo en muchas cosas aún y a los que realmente practican acoso les tienen miedo. ¡Alucinante!

¿De verdad nunca hemos discutido en el colegio ni se nos ha escapado un "tú eres tonto"? Porque a mí muchísimas veces. Es más, todos nos hemos metido alguna vez con otro y con todos se han metido, sin que por ello se sufra ni se cometa bullying. No es acoso escolar que un día aislado se metan contigo ó lo hagas tú, porque no es una situación continuada. Diferente sería que te hicieran la vida imposible, como le ocurrió al joven Jokin ó, más recientemente, a una niña de Gijón. De todas formas e incluso en esos casos, ni siquiera es culpa de los compañeros el suicidio, porque siempre hay otros problemas detrás que hacen que la víctima sea más susceptible a la injustificadísima situación de acoso. Que probablemente si el niño con problemas no recibe además bullying no se suicidará, pero una criatura que no sufre algún tipo de trastorno anterior no se suicida porque se metan con ella en el colegio, por muy mal que lo pase. Este es el caso de la enfermera de Kate Middleton: por muy humillante que fuera la broma, si tú te encuentras hasta el momento en una situación mental equilibrada lo último que haces es quitarte la vida por ese hecho.

El bullying es un problema muy serio, que debe ser detectado e intervenido por los profesores, con la inestimable ayuda de los padres, porque es asqueroso que te avisen de que tu hijo se dedique a hacerle la vida imposible a otro y hagas oídos sordos. Si yo me entero de que he criado a un acosador me sentiría frustrada como madre, realmente fracasada.

Pero no podemos equiparar con bullying las situaciones puntuales, reprochables absolutamente, pero que no lo son, para ir de "yo soy el profe más progre que lucho contra el mal".

Ya le dije a Alejandro que si el tema no muere aquí, le diga a la jefa de estudios que bullying fue lo que sufrió él el curso pasado sin que se moviera un dedo.

¿Veis proporcionada la reacción de esta docente?

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